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  • capillas-musica-barroco.contracapillas-musica-barroco
    La presente obra recoge las aportaciones del ciclo de conferencias pronunciadas el 25 de marzo de 2017 en la localidad cordobesa de Castro del Río con motivo de la celebración de la II Muestra de Música Sacra «Villa Cervantina». En el marco de este acontecimiento cultural, dedicado a la música religiosa, se realizaron cuatro relevantes investigaciones sobre las capillas en el Barroco en distintos ámbitos territoriales de la geografía nacional. Esta obra que sale a la luz ha sido coeditada por el Instituto Universitario «La Corte en Europa», adscrito a la Universidad Autónoma de Madrid, y por el Ateneo de Música Sacra «Villa Cervantina». La publicación asimismo forma parte del proyecto de investigación «La herencia de los sitios reales. Madrid, de corte a capital (H 2015-HUM3415)», de la convocatoria de programas I+D en Ciencias Sociales y Humanidades 2015 de la Comunidad de Madrid financiado por el Fondo Social Europeo. También la edición de esta obra ha contado con la colaboración económica del área de Cultura del Ayuntamiento de Castro del Río. icon-32-pdfÍndice Descargar la obra completa aquí.  
  • Portada-la-corte-de-felipe-iv-2La Corte de Felipe IV
    Coordinadores y co-autores de la edición
    La decadencia de la Monarquía hispana siempre se ha identificado con el reinado de Felipe IV y ese proceso histórico se ha interpretado desde planteamientos prioritariamente económicos y desde un punto de vista castellano, insistiendo en el retroceso militar que experimentó en Europa. Para justificar esta evolución, los historiadores no han dudado en acusar al monarca de ser un personaje abúlico y amigo del placer y la diversión más que del trabajo, extrayendo tales características, incluso, del semblante con que aparece en los numerosos retratos que le hizo el gran Diego Velázquez. En nuestra opinión, la interpretación que se ha dado al reinado es simplista y unidimensional.
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  • contra-españa-franciaportada-españa-francia
    Durante los últimos años, la casa real de Felipe V ha sido objeto de interesantes investigaciones que señalan, con acierto, algunos de los cambios experimentados con la llegada de la nueva dinastía al trono español. No obstante, además de las nuevas Ordenanzas y Etiquetas que el joven monarca promulgó y la introducción de personajes franceses a su servicio, lo que ocasionó numerosos problemas de competencias y rivalidad social (temas en los que se ha detenido especialmente la historiografía), junto con la transformación constitucional que experimentó la Monarquía, es preciso indagar en el trasfondo ideológico y cultural que los propiciaron; lo que significa que los cambios experimentados en la organización de la Monarquía llevaban implícitos planteamientos y conceptos sobre la fundamentación del poder y el concepto de Monarquía distintos de los vigentes en siglos anteriores. Tales ideas eran fruto de la nueva mentalidad, surgida a finales del siglo XVII, cuando aparecieron conceptos que resultaban incompatibles con los fundamentos de la autoridad que sostenían las monarquías tradicionales. Desde 1650 se produjo una racionalización y secularización del pensamiento y se fue suprimiendo la hegemonía de la teología en los campos académico y cultural. De manera paulatina se fue alejando la magia y la creencia de lo sobrenatural en la cultura europea y llevó a un grupo selecto a desafiar la herencia del pasado, no solo los supuestos comunes sobre la humanidad, la sociedad, la política, sino también sobre la fe cristiana o sobre cualquier otra creencia. Ningún periodo de la historia europea muestra un cambio tan profundo hacia la racionalización y secularización de los saberes como las décadas finales del siglo XVII. Y es que el triunfo de la filosofía mecánica (Descartes, Galileo, etc.) significó el fin de la concepción animista del universo, que había sustentado el pensamiento mágico y con ello, también, se produjeron los cambios de los fundamentos del poder. pdfÍndice e Introducción Enlace a la editorial
  • vol3-la-corte-europavol1-la-corte-europa

    Autores: Martínez Millán, José Rivero Rodríguez, Manuel Gijs Versteegen

      Las distintas confesiones surgidas en el siglo XVI (catolicismo, luteranismo, calvinismo) se han estudiado como formaciones uniformes que resultan útiles para explicar el proceso de confesionalización de las Monarquías europeas. No obstante, una investigación minuciosa demuestra que existieron distintas corrientes espirituales dentro de la ortodoxia de cada confesión, apoyadas por partidos o grupos políticos que, a su vez, justificaban la práctica política de sus respectivas Monarquías; los ejemplos son numerosos: las facciones “albista” y “ebolista” en la Monarquía hispana defendían dos modelos de organización política y se apoyaban en sendas prácticas religiosas; el “partido español” en la Corte de Luis XIII conectaba con tendencias espirituales místicas y se oponía a los valores políticos y religiosos de Richelieu; en la Curia de Roma, los cardenales formaban partidos o tendencias que defendían modos diferentes de entender la espiritualidad. Igual sucedía entre luteranos y calvinistas: la pugna entre “arminianos” y “gomaristas” en los Países Bajos, o las tendencias puritana y presbiteriana en Inglaterra, etc. Asimismo, las Órdenes religiosas se identificaron con las distintas tendencias y tuvieron valedores, no solo en las Cortes de cada Monarquía, sino también en Roma. Las vías para estudiar tales influencias y relaciones son múltiples: en primer lugar, la Capilla Real (estructuras, oficiales o sermones que en ella se pronunciaban, así como la evolución del estilo y contenido de la música), y también a través de las corrientes espirituales y Órdenes religiosas que había en la Corte; con frecuencia, sus miembros escriben los libros que definen las teorías políticas que deben justificar la actuación de las Monarquías, al tiempo que eran apoyadas y sostenidas por las facciones cortesanas.
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  • portada-movilidad-cortesana
    La riqueza política, económica y cultural del «mundo del caballo» no ha sido tratada con la importancia que se merece. En este segundo congreso -que organizamos conjuntamente Córdoba Ecuestre y el IULCE-UAM- pretendemos llamar la atención sobre otros aspectos distintos a los que ya estudiamos en el congreso anterior, cuyas actas publicadas constituyen la primera monografía de la colección Las caba-llerizas reales y el mundo del caballo que se pone en marcha.11 Las aportaciones del segundo encuentro científico se recogen en es-ta nueva publicación, coeditada por el Instituto Universitario “La Corte en Europa” de la Universidad Autónoma de Madrid y Córdoba Ecuestre. Queremos resaltar la ayuda prestada por Córdoba Ecuestre en la or-ganización y desarrollo del mencionado congreso internacional, así como la difusión que hicieron los medios de comunicación, de manera especial el Diario Córdoba al que agradecemos su interés. La actividad que vienen desarrollando ambas instituciones se en-cuadra dentro del proyecto de investigación europeo (del que Córdoba Ecuestre forma parte, al igual que el IULCE-UAM) «La herencia de los reales sitios. Madrid, de corte a capital (Historia, Patrimonio y Turis-mo)» (H2015/HUM3415) de la Convocatoria de Programas de I+D en Ciencias Sociales y Humanidades 2015 de la Comunidad de Madrid financiado por el Fondo Social Europeo. pdfTexto completo
  • Portada-centros-de-poder-italianosIIPortada-centros-de-poder-italianos

    Autores

    Martínez Millán, José Rivero Rodríguez, Manuel

      En los siglos XVI y XVII, parte del territorio de la actual República Italiana formó parte de una entidad conocida como Monarquía Hispana o Monarquía Católica. Su naturaleza política solo se entiende desde el paradigma de la corte, desde la existencia de un entramado que, con diversos vínculos, con múltiples ramificaciones, articuló un espacio cuyos dos polos principales, pero no únicos, los constituyeron las cortes de Madrid y Roma. En la Italia que no estaba bajo el dominio de la Casa de Austria, soberanos como los duques de Saboya, Mantua o Parma –ellos mismos o sus familiares–, estuvieron en la nómina de los puestos de gobierno de la Monarquía, al frente de virreinatos, ejércitos, embajadas, etc. Cuando un soberano concede a otro el mando de sus ejércitos, de una provincia o le encarga su representación, los vínculos convencionales entre estados no parece que den mucha información sobre la realidad política, y debe irse más allá de los vínculos formales entre “estados” (intercambio de embajadores, definición de fronteras, soberanía territorial…) para comprender la naturaleza del fenómeno. Deben analizarse las redes de cortes, con todas sus variables familiares y, sobre todo, clientelares, porque las casas y las cortes de los soberanos se hallaban en el epicentro del sistema de relación y cohesión del poder. De esa forma, la permanencia de la Monarquía como poder hegemónico en Italia estuvo vinculada a la integración de las elites de ambas penínsulas en proyectos comunes, cimentados por el parentesco y por las redes clientelares y de patronazgo. Génova, Roma y las diferentes cortes italianas se acoplaron a la realidad de la Monarquía Hispana haciendo de Italia un complemento fundamental en lo político (el desarrollo del “sistema español”), en lo militar (frente al Imperio Otomano), en lo religioso (Roma ejerció como autoridad espiritual y jurisdiccional) y en lo económico (Génova fue el principal centro financiero). Por otra parte, Saavedra Fajardo estableció, en el siglo XVII, los términos sobre los que se sustentaba una larga tradición de entendimiento entre los ingenios de ambas naciones. A su juicio, ambas cayeron en el silencio durante las invasiones de bárbaros y musulmanes, ambas despuntaron al unísono: Petrarca y Dante por un lado y Juan de Mena y el marqués de Santillana por otro sacaron a las lenguas italiana y española de la barbarie, igualándolas al latín –“su espíritu, su pureza, su erudición y gracia les igualó con los poetas antiguos más celebrados”–. A pesar de este forzado paralelismo, Diego de Saavedra no tenía duda de que, en primer lugar, iban los italianos: Petrarca, Dante, Ariosto y Tasso abrían caminos, eran señalados como precursores y marcaban, como punto de partida y de comparación, su breve relato de la literatura española desde Garcilaso (que comenzó a escribir “en tiempos más cultos”) hasta Lope o Góngora. Parecía ineludible que, al hacer repaso de la Historia de las letras españolas, se comenzase con autores italianos; salvo Camoens y Ausias March, ningún autor de cualquier otra lengua figuraba en el Parnaso español. Cada vez que se alude a los fundamentos de la modernidad europea todas las miradas convergen en Italia. En el caso español es inevitable: la producción literaria y artística, así como la cultura, la política, la religión y casi todas las manifestaciones de la sociedad del Siglo de Oro imitaron, siguieron, compararon, emularon e incluso trataron de superar al país cisalpino. Modelo admirado y, a la vez objeto de codicia tras las famosas guerras de Italia (1494-1559), los españoles fueron dominadores y también “dominados”. En el caso de las relaciones artísticas y culturales, aunque la división pueda parecer artificiosa, se pretende subrayar y enfatizar una idea planteada por Benedetto Croce y no suficientemente desarrollada después, la de que no podía concebirse el Renacimiento o el Barroco italiano sin contar con lo español. Conforme a esa premisa, se propone aquí una lectura semejante pero a la inversa: el Siglo de Oro y las realizaciones en el mundo de las ideas, la literatura y el arte suelen verse como algo propiamente español pero no es concebible sin la profunda huella de lo italiano en la vida española. Resulta evidente que ese fecundo intercambio propició el desarrollo de la cultura cortesana y los ejemplos de Castiglione y Guevara son buena muestra de ello.  
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  • portada-crisis-sistema-cortesano
    Próximamente saldrá a la venta la última publicación del Instituto Universitario "La Corte en Europa". La Monarquía española durante la Edad Moderna no fue una entidad política centralizada con leyes e instituciones comunes en todos los territorios que la compusieron. Todo lo contrario, fue una yuxtaposición de reinos, en los que cada uno conservó su propia organización política y administrativa conforme se fueron uniendo (desde el siglo XV), ya fuera por herencia o por conquista, que estaban bajo la jurisdicción de un mismo monarca. Esto significó que no solo existieron instituciones y legislación diferentes, sino también que cada reino mantuvo su propia casa real y su corte aunque el rey no residiera permanentemente en ellos (esta deficiencia venían a llenarla los virreyes). La diversidad de casas reales llevó a numerosos enfrentamientos entre los servidores de las distintas casas, al mismo tiempo que suponía un gasto desmesurado para las rentas de la corona. Durante los siglos XVIII y XIX se fueron precipitando una serie de cambios en la corte y en la casa real que tuvieron un alcance más profundo que la mera preocupación por ajustar el presupuesto. Cuando se analizan detenidamente estas trasmutaciones se percibe que respondían a una evolución de la organización política de la Monarquía (como sistema cortesano) hasta transformarse en el Estado liberal. La casa real, núcleo desde donde se había iniciado la corte en la Baja Edad Media, comenzó a experimentar una serie de transformaciones que eran síntoma de la descomposición de la organización política y cultural tradicional, que presagiaban un nuevo tipo de Estado. AUTORES Beatriz BLASCO ESQUIVIAS Álvaro CÁNOVASMORENO Natalia GONZÁLEZ HERAS Félix LABRADOR ARROYO Roberto LÓPEZ VELA Cristina B. MARTÍNEZ GARCÍA José MARTÍNEZ MILLÁN David QUILES ALBERO Carlos REYERO HERMOSILLA Jesús Ángel SÁNCHEZ RIVERA Natalia TEJA REGLERO Jesusa VEGA GONZÁLEZ
  • PortadaII-relaciones-monarquiasestuche-relaciones-monarquias

    Autores

    José Martínez Millán 

    Maria Paula Marçal Lourenço

    Los tratadistas de principios del siglo XVII fueron conscientes de las transformaciones producidas en la administración de las Monarquías, aunque en ningún momento pensaron que había cambiado la justificación ideológica ni la configuración política en las que se basaban, ni mucho menos la organización institucional hasta el punto de haber entrado en una forma distinta de “Estado”. Lo que había cambiado era la organización de la Corte, que comenzaron a definir de manera distinta a como se venía haciendo desde el siglo XIII. A partir del siglo XVII, la heterogeneidad que fue alcanzando la sociedad y las solicitudes para servir a los reyes fueron tan numerosas que, necesariamente, los monarcas se vieron obligados a organizar de otra forma la gestión del reino, lo que fue determinante tanto para la configuración de la Corte (creación de nuevos Consejos e instituciones de gestión) como para el comportamiento cortesano. En definitiva, las relaciones no-institucionales siguieron prevaleciendo sobre las relaciones institucionales a la hora de articular el poder en la sociedad. Este ha sido nuestro planteamiento a la hora de estudiar las relaciones entre las Monarquías de España y Portugal. Tal enfoque ha permitido constatar que hubo más influjos entre ambas Monarquías que los que se han puesto de manifiesto desde el modelo “estatalista”. Además, por primera vez se estudia el papel protagonista que las reinas –y un importante sector de mujeres nobles– ejercieron en la política de las Monarquías del Antiguo Régimen sin forzar planteamientos históricos ni recurrir a métodos empleados en los estudios de “género”.  
  • publicacion-reinos-naciones-vol.1
    Con la afirmación de “Reinos a Naciones” no queremos señalar solamente un problema terminológico, sino que pretendemos referirnos a un cambio de estructura del Estado, que se culminó en el mundo occidental a comienzos del siglo XIX. Desde la Baja Edad Media hasta finales del siglo XVIII, el sistema de gobierno común en Europa fueron las Monarquías, que administraron sus respectivos Reinos. Dicho sistema, aunque evolucionó a lo largo de los siglos modernos, creó una forma de gobierno, de resolver los problemas políticos y un modo de proceder en las relaciones sociales, que se ha bautizado como “cultura cortesana”. Al comenzar el siglo XIX, el sistema político cambió al modelo de “Estado nacional”, fundamentado en los principios políticos emanados del “contrato social” y la “soberanía nacional”. No obstante, si a nivel institucional y político, la transformación resultaba clara, muchos de los elementos de la “cultura cortesana” (de la forma de proceder en el Antiguo Régimen) permanecieron en el nuevo sistema, de ahí que al pasar el foco de nuestra investigación desde la tradición cortesana de la Edad Moderna (siglos XVI, XVII y XVIII) a la Contemporánea (XIX), encontramos procedimientos que siguieron practicándose y que muchos aspectos de la cultura cortesana seguían empleándose en el nuevo sistema político, lo que genera nuevas contradicciones que es preciso investigar. Los estudios recogidos en esta obra muestran que la transformación experimentada en los organismos del “sistema cortesano” hasta convertirse en Estado nacional fueron más progresivos y pausados y menos revolucionarios de lo que nos ha enseñado la historiografía al uso.
    pdfÍndice e Introducción Enlace a la Editorial. 
  • La Corte de Carlos V - ebook gratuito

    La comunidad científica, investigadores y público en general, pueden acceder a los cinco volúmenes de la obra magna LA CORTE DE CARLOS V, dirigida por el Dr. José Martínez Millán. Colección hace tiempo agotada, pero que ya está disponible en el repositorio digital de la UAM. Entre 1998 y el año 2000 fueron numerosos los eventosy ediciones relacionados con la conmemoración de los centenarios de la muertede Felipe II y el nacimiento de Carlos V. Nuestro grupo de investigaciónparticipó en varios congresos y seminarios, y además elaboró por encargo de laSociedad Estatal, bajo la dirección del profesor MARTÍNEZ MILLÁN, una obra degran impacto nacional e internacional, LaCorte de Carlos V, en cinco volúmenes, que no tardó en agotarse. Gracias ala Biblioteca de la Universidad Autónoma de Madrid, que la ha incluido en suproyecto de digitalización de las obras de la comunidad científica de la UAM,ahora vuelve a ser accesible para todos los estudiosos e investigadores del periodo.  
      Además,también se encuentran digitalizadas las Actas de los congresos celebrados enMadrid en 1998 sobre Felipe II   Felipe II (1527-1598). Europa y la Monarquía Católica, y en elaño 2000 sobre Carlos V Carlos V y la quiebra del humanismo político en Europa (1530-1558), y otros artículos y comunicaciones de los miembros del Instituto Universitario La Corte en Europa.   + información  =================================== descarga GRATUITA EN DIALNET ===================================
  • historia-moderna-siglos-xv-al-xix
    El concepto de Historia Moderna ha tenido distintas interpretaciones a lo largo de los siglos. En "Historia Moderna" se estudia el periodo que va de los siglos XV al XIX, estructurado en cuatro bloques que proponen una relectura de la cronología tradicional. En primer lugar, "La crisis de la estructura de la Cristiandad", partiendo de Italia, como antiguo campo de batalla entre los poderes universales del Papado y del Imperio en las guerras de las investiduras, porque el vacío que ambos provocan permite que se produzcan los cambios culturales, sociales y políticos de la modernidad, la importancia decisiva de sus comerciantes y navegantes en la expansión ultramarina y su centralidad política, pues fue el campo de batalla en el que las potencias compitieron para hacerse con la hegemonía en Europa. La segunda parte, "La Lucha por la Monarquía Universalis", analiza y describe la evolución de estas premisas, el desarrollo de las cortes europeas y la complejidad que va adquiriendo el gobierno de los estados, la división religiosa y la compartimentación de Europa en confesiones, el alcance y efecto de la expansión europea en el mundo en la manera en que América, África y Asia se transforman con el contacto de los europeos. La tercera parte estudia el comienzo del cambio de paradigma a finales el siglo XVII, "La ruptura del concepto Monarquía Universalis y la búsqueda de un equilibrio político", el sistema post westfaliano que afecta en su ideal de equilibrio tanto al orden interno de las monarquías y su reconfiguración como a la creación de los cimientos del moderno sistema internacional de estados. Los seis últimos capítulos constituyen un bloque marcado por la crisis del Antiguo Régimen, un término empleado para significar un nuevo modelo de sociedad, la sustitución del "sistema cortesano" por el paradigma del "Estado nacional". Lo que se sitúa entre los años 1735 y 1820 en que concluye esta "Historia Moderna". Enlace a la editorial
  • cartelportadas-Religion
    Coordinadores y co-autores de la edición
    Martínez Millán, José Pizarro Llorente, Henar Jiménez Pablo, Esther
      Desde su fundación, la Compañía de Jesús ha sido objeto de interés y observación tanto por parte de las autoridades (eclesiásticas y temporales) como por la sociedad en general. No obstante, en las últimas décadas, los estudios sobre dicha Orden han crecido espectacularmente. Son muchas las razones que han despertado el interés de los historiadores laicos y de los centros de investigación estatales por la historia de la Compañía: la fascinación ejercida por su fundador, la eficacia de actuación de sus miembros, la universalidad de la misma, su metodología pedagógica, la intervención e influencia que ha tenido en los gobiernos de las Monarquías y en la propia Iglesia, su asistencia social y su difusión de la religión católica, etc. La riqueza inmensa de documentación que se guarda en sus archivos (y también en los archivos estatales), permite abordar estos estudios, no sólo para construir su propia Historia interna, sino también para orientarnos en la evolución de Europa (y en buena parte del mundo) durante el período de tiempo que hemos señalado para su investigación, los siglos XVI-XVIII.

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