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El sistema político cortesano, vigente en Europa durante el Antiguo Régimen, se caracterizó por tener una justificación propia, formulada durante la Baja Edad Media a partir de la recepción cristiana de los valores de la filosofía moral clásica. Esta forma de organización política llegó a ser caricaturizada en la historiografía decimonónica que intentaba justificar el nuevo modelo político del Estado-Nación. El mundo de la Corte provocaba admiración por sus expresiones artísticas, aunque parecía carecer de racionalidad como comunidad política y moral. La cosmovisión cortesana se basaba en la correspondencia armónica entre los planos ético, político y transcendente que se expresaban en el gobierno del hombre virtuoso sobre sus pasiones, el del rey virtuoso sobre la comunidad política y el de Dios sobre todo el universo. Estos planteamientos serían puestos en duda durante la Reforma protestante, que partía del abismo insuperable entre los planos divino y humano. Al subrayar la incapacidad del ser humano para alcanzar la virtud por su propia fuerza, como resultado de su naturaleza corrompida por el pecado original, los reformadores llegarían a cuestionar la idea del gobierno virtuoso. Posteriormente tendría lugar un largo proceso en el que los valores clasicistas que fundaban el modelo cortesano serían criticados y reinterpretados. Nuevos discursos filosófico-políticos intentarían restaurar la brecha entre moral y política, sustituyendo el cultivo de la virtud por la disciplina y el cumplimiento de las leyes. A partir de finales del siglo XVIII, con el surgimiento de la idea del espíritu del pueblo y las revoluciones burguesas, comenzaría a imponerse el modelo del Estado-Nación acompañado de una nueva ética burguesa.
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Autores
José Martínez Millán
Los tratadistas de principios del siglo XVII fueron conscientes de las transformaciones producidas en la administración de las Monarquías, aunque en ningún momento pensaron que había cambiado la justificación ideológica ni la configuración política en las que se basaban, ni mucho menos la organización institucional hasta el punto de haber entrado en una forma distinta de “Estado”. Lo que había cambiado era la organización de la Corte, que comenzaron a definir de manera distinta a como se venía haciendo desde el siglo XIII. A partir del siglo XVII, la heterogeneidad que fue alcanzando la sociedad y las solicitudes para servir a los reyes fueron tan numerosas que, necesariamente, los monarcas se vieron obligados a organizar de otra forma la gestión del reino, lo que fue determinante tanto para la configuración de la Corte (creación de nuevos Consejos e instituciones de gestión) como para el comportamiento cortesano. En definitiva, las relaciones no-institucionales siguieron prevaleciendo sobre las relaciones institucionales a la hora de articular el poder en la sociedad. Este ha sido nuestro planteamiento a la hora de estudiar las relaciones entre las Monarquías de España y Portugal. Tal enfoque ha permitido constatar que hubo más influjos entre ambas Monarquías que los que se han puesto de manifiesto desde el modelo “estatalista”. Además, por primera vez se estudia el papel protagonista que las reinas –y un importante sector de mujeres nobles– ejercieron en la política de las Monarquías del Antiguo Régimen sin forzar planteamientos históricos ni recurrir a métodos empleados en los estudios de “género”.
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Ya está disponible el tomo tercero de la obra sobre La Corte de Felipe IV. Les dejamos con el índice y la presentación de los cuatro volúmenes. Los cuatro volúmenes que presentamos integran el Tomo III de la obra La Corte de Felipe IV (1621-1665). Reconfiguración de la Monarquía católica. Como anunciábamos en la “Introducción” del Tomo I de la obra, ésta se proyectaba en tres grandes apartados:
- Tomo I. Las Casas Reales (Volúmenes 1, 2 y 3).
- Tomo II. Servidores de las Casas Reales y Ordenanzas promulgadas durante el reinado, publicación en un CD. Aparecieron a finales del año 2015.
- Tomo III. Corte y cultura en la época de Felipe IV, cuatro volúmenes:
- Volumen 1. Educación del rey y organización política.
- Volumen 2. El sistema de corte. Consejos y Hacienda.
- Volumen 3. Espiritualidad, literatura y teatro.
- Volumen 4. Arte, coleccionismo y sitios reales.
- Tomo IV: Los Reinos y la política internacional (tres volúmenes, en prensa).
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Tradicionalmente se ha considerado a la Compañía de Jesús como una orden religiosa cuyas estructuras, proyectadas desde sus orígenes por su fundador, no experimentaron apenas variación a lo largo del tiempo. Si esto se ha podido observar en cuanto a su vivencia espiritual y al diseño de un proyecto religioso común, no parece apropiado afirmar lo mismo en cuanto a la relación que mantuvo la Compañía con los distintos príncipes y poderes políticos establecidos, ya que libró una dura batalla hasta adaptarse e insertarse en las diversas cortes europeas de la época moderna, incluida la papal. Esa adaptación se puede seguir con claridad durante el primer siglo de existencia de la Orden (1540-1640) y permite comprender los problemas a los que tuvo que hacer frente la Compañía durante ese tiempo, así como las vacilantes actuaciones de sus primeros miembros o los obstáculos ideológicos que le opusieron las instituciones de su entorno.+ información (ediciones Polifemo) =================================== COMPRAR EN POLIFEMO ===================================
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Ya está disponible el tomo tercero de la obra sobre La Corte de Felipe IV. Les dejamos con el índice y la presentación de los cuatro volúmenes. Los cuatro volúmenes que presentamos integran el Tomo III de la obra La Corte de Felipe IV (1621-1665). Reconfiguración de la Monarquía católica. Como anunciábamos en la “Introducción” del Tomo I de la obra, ésta se proyectaba en tres grandes apartados:
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- Tomo II. Servidores de las Casas Reales y Ordenanzas promulgadas durante el reinado, publicación en un CD. Aparecieron a finales del año 2015.
- Tomo III. Corte y cultura en la época de Felipe IV, cuatro volúmenes:
- Volumen 1. Educación del rey y organización política.
- Volumen 2. El sistema de corte. Consejos y Hacienda.
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- Volumen 4. Arte, coleccionismo y sitios reales.
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“Si nos ceñimos al terreno de los estudios sobre la corte, la obra de Amedeo Quondam representa un jalón fundamental en la tradición europea, pues reorienta decisivamente la línea de investigación iniciada por Norbert Elías a mediados del siglo xx en lo concerniente tanto al origen geográfico (Italia) como a la ratio y forma (el sistema clasicista) que definieron el proceso de la civilización descrito por el sociólogo alemán, quien elevó a la categoría de canónico el modelo versallesco proyectado desde la corte francesa de Luis xiv al resto de Europa, sin considerar suficientemente que aquella brillante sociedad cortesana no fue el origen, sino la culminación más excelsa de un movimiento cultural iniciado mucho tiempo atrás en tierras italianas, en tiempos de los humanistas. Muchos de sus trabajos, por consiguiente, tratan de describir y explicar cabalmente esa etapa crucial de la historia occidental en la que, a partir de la recuperación sistemática del legado clásico, se configuró, mediante la reelaboración y reutilización de aquella materia prima, una nueva tipología cultural basada en el orden, la simetría y la proporción (el Clasicismo), que afectó no solo a las manifestaciones artísticas –del Renacimiento en adelante, hasta la cesura romántica– sino también, y sobre todo, al sistema de valores y la forma de vida del hombre que habitó las distintas cortes europeas desde principios del siglo xvi, conforme al arquetipo dibujado por Baldassarre Castiglione en su Libro del cortesano (1528), verdadero referente universal para el arte de la cortesanía en toda Europa, incluida Francia, a lo largo de los siguientes tres siglos” (Eduardo Torres Corominas).+ información (ediciones Polifemo) =================================== COMPRAR EN POLIFEMO ===================================
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Novedad El conde duque de Olivares es uno de los pocos políticos de la España de los Austrias que aún hoy tiene un lugar en la opinión pública española, y no bueno. Acusado de ser el causante de la decadencia de España, de arruinar al país en una loca carrera imperial absurda y megalomaníaca, de destruir las libertades de los pueblos imponiendo a sangre y fuego el centralismo su figura no ha salido bien parada en la pluma de los historiadores. Este libro no pretende en modo alguno reivindicar su figura, sino proponer a través de testimonios sobre su comportamiento y actitudes, tanto propios como de sus contemporáneos, lacomprensión de una cultura política dirigente, representada por un hombre que tuvo sobre sus espaldas grandes responsabilidades de gobierno. A través de él proponemos no caer en el engaño de los prejuicios, lo irracional o lo desmesurado limitándonos a mostrar las ideas, las creencias y las esperanzas de quien tenía en su mano el gobierno de una Monarquía de tales dimensiones que era casi como cargar con el gobierno del mundo. Índice e introducción Enlace a Polifemo.
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Baltasar de Zúñiga, hijo del conde de Monterrey, fue militar en Portugal y la Armada Invencible, gentilhombre de boca de Felipe II, embajador de Felipe III en Bruselas, París, Praga y Viena, ayo del futuro Felipe IV y luego su privado y presidente del Consejo de Italia. Su larga carrera al servicio de los Austrias es más que la enumeración de las etapas de un currículum brillante: constituye una guía privilegiada para adentrarnos en la Monarquía hispana del primer cuarto del siglo XVII y analizar la encrucijada histórica a la que se enfrentó. Los Habsburgo mantenían la hegemonía en el juego europeo pero se enfrentaban a cuestionamientos cada vez mayores. Para ejercer su poder dependían de una elite de ministros cosmopolitas de los que Zúñiga fue un consumado representante. Como tal, actuaba tanto al servicio de su linaje como al de su Rey, al que aportaba una visión global de los problemas de la Monarquía y un acercamiento dúctil a caballo entre la razón de Estado, el interés confesional y el dinástico.+ información (ediciones Polifemo) =================================== COMPRAR EN POLIFEMO ===================================
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La Editorial Polifemo publica este interesante y necesario catálogo bibliográfico sobre Carlos III y la Ilustración. Descarga del Catálogo.
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La Monarquía española consolidó su organización política y sus estructuras de gobierno durante el siglo XVI. Al mediar la centuria, cuando Felipe II accedió al trono, la Monarquía se describía como una entidad política plural, un conglomerado de reinos articulados políticamente, pero independientes los unos de los otros; los reinos de Aragón, Cerdeña, Mallorca, Nápoles, Navarra, Perú, Nueva España, Portugal, Sicilia y Valencia, así como el principado de Cataluña, fueron gobernados por virreyes. Aquellos que cumplían la función del rey en el lugar del rey permitiendo la ficción de que cada territorio seguía conservando a su propio soberano sin ser gobernados desde el extranjero. En esta categoría podrían añadirse, además, a los gobernadores de Milán y de los Países Bajos que actuaban como vice duques y no disponían del cargo de virreyes por no gobernar reinos. Todos ellos eran alter ego, otro yo, del soberano y gobernaban los territorios en su nombre. Duplicar la persona del rey puede ser una forma original de salvar las dificultades que plantea la distancia, pero, en un conjunto de territorios que no tenían más identidad común que la de tener un mismo soberano y profesar la misma confesión, el gobierno de lugares tan distantes debía articularse y coordinarse para evitar la quiebra del sistema. En esta obra veremos las distintas formas con que el factor distancia alteró, determinó o dificultó la gobernabilidad de tan extenso imperio y cómo fue concluyente para su construcción y también para su decadencia y liquidación en la Crisis del Antiguo Régimen. Índice e Introducción