A principios del siglo XVII, la Monarquía hispana experimentó un incremento de su presencia en los asuntos de la Europa Central y Oriental. Con el telón de fondo de la Guerra de los Treinta Años y con una política de colaboración dinástica con la rama de Viena cada vez más estrecha, los agentes y diplomáticos españoles se aproximaron a los distintos poderes de la región. Esto propició un entendimiento con el reino de Polonia-Lituania, potencia hegemónica en el septentrión a principios del siglo XVII. Un reino complejo, electivo en lo que se refiere a su corona, con la nobleza de mayor autoridad de todo el continente. Pero también un reino extenso, bañado por el Báltico y vecino del Imperio, lleno de posibilidades a nivel geopolítico y comercial. En este volumen estudiamos las relaciones, prácticamente desconocidas, entre ambas potencias, centrándonos en una etapa clave de su historia. Se trata de los años de la guerra con Francia y las rebeliones dentro de la Monarquía hispana. Pero también, del gran levantamiento cosaco y la invasión sueca de Polonia. Unas relaciones marcadas por los intereses personales de la dinastía reinante en Polonia, los Vasa, cuyos príncipes buscaron el amparo y protección del rey de España, llegando a viajar a sus posesiones mientras sus flotas y soldados servían a la Casa de Austria. Estos contactos estaban encuadrados en una estrategia más amplia, de carácter dinástico, en los que la rama imperial jugó un papel clave. Un modelo hegemónico que durante aquellos años vivió su auge y posterior declive, en medio de una Europa en guerra.
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