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Jesuitas. Impacto cultural en la Monarquía Hispana (1540-1767), vol I y II

Henar Pizarro Llorente (dir.), José García de Castro Valdés, SJ, Macarena Moraleja Ortega, Wenceslao Soto Artuñedo, SJ (eds.), Grupo Editorial Loyola, 2022.

Vol. I: Humanidades, Teología, Ciencia

El encuentro de los primeros compañeros de Ignacio de Loyola en la universidad parisina de La Sorbona otorgó desde los inicios una impronta letrada y, en parte, académica a este nuevo grupo en la Iglesia. Los jesuitas hicieron del escribir una de las herramientas apostólicas más eficaces, que pronto empezó a visibilizarse en los nutridos archivos y buenas bibliotecas que fueron creando. Los jesuitas optaron con firme deliberación por una formación larga y profunda de los jóvenes y establecieron programas de estudios sistemáticamente organizados. Con esta sólida formación de base, los jesuitas se adentraron en prácticamente todos los ámbitos del saber tanto de humanidades (gramática, retórica, pedagogía, filosofía…, parte 1) como de ciencias (física, química, botánica, matemáticas, astronomía, cartografía…, parte 3).

Con la aparición de los colegios para alumnos externos (Mesina 1548), los centros de formación de los jesuitas se convirtieron en reconocidas y competentes plataformas de formación para la juventud. Pocas décadas después de su fundación (1540), la Compañía de Jesús lideraba una potente red de instituciones educativas, orientadas por la luz que la Ratio studiorum, su carta magna educativa, proyectaba sobre todos ellas.

Por otra parte, y en una Europa agitada política y religiosamente debido a la Reforma iniciada por Martín Lutero, los jesuitas destacaron también como teólogos católicos al servicio de la Iglesia y del Romano Pontífice, adentrándose con competencia en todas las ramas del pensamiento teológico (parte 2).

Vol. II: Misiones, Arte

Además de toda la irradiación cultural (humanista y científica) que la Compañía de Jesús realizaba desde una red de colegios en imparable expansión por Europa y territorios «de Indias» (vol. 1), los jesuitas desarrollaron otras misiones menos conocidas, pero de gran trascendencia para la construcción del mundo moderno.

Tal y como favorecía la Fórmula del Instituto, centraron su atención en los más frágiles y desfavorecidos a través de las misiones populares en zonas rurales o del acuñado como apostolado social, que atendía a pobres, enfermos o moribundos. Al mismo tiempo, supieron posicionarse en los ámbitos de relevancia política y toma de decisiones, desempeñando una importante labor en la Corte, no siempre comprendida y, en ocasiones, no aceptada. Los siglos XVII y XVIII consolidaron el espíritu misionero de la Compañía de Jesús; fueron miles los jesuitas de toda Europa que desde Lisboa se embarcaban hacia mundos todavía por explorar (parte 4).

Todavía poco conocida es la dedicación de los jesuitas al arte (parte 5) como medio privilegiado para suscitar y mantener una vida de fe. Al igual que hacían con otras disciplinas, los jesuitas exploraron numerosas posibilidades artísticas: pintura, escultura, emblemática, cerámica, arquitectura, música…, con el fin de desarrollar el espíritu contemplativo y favorecer algún tipo de meditación religiosa a través de la experiencia estética.

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