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Hace más de veinticinco años un grupo de jóvenes investigadores iniciamos el estudio de la articulación política de la Monarquía de Felipe II tomando como elemento de análisis los grupos de poder frente al modelo institucional del Estado Moderno, que dominaba entonces en las investigaciones. Pronto nos dimos cuenta de que la nueva metodología que aplicábamos descubría nuevas realidades y señalaba las numerosas contradicciones que escondía el “sistema estatal” (en el que nos habíamos formado). Fue así como iniciamos los estudios de la Corte y Casa Real en los que tuvimos que comenzar por definir (dada la confusión que existía en aquellos años en que en Europa se comenzaba a hablar sobre estos conceptos) lo que era la Corte y la Casa Real (sinónimo de “dinastía”), y a demostrar que, lejos de ser unos elementos concretos de la estructura institucional de las Monarquías europeas de la Edad Moderna, constituían un sistema político con unos fundamentos filosóficos y culturales propios que configuraron las Monarquía modernas. Como hemos explicado varias veces, la “Corte” fue una organización político-social cuyas estructuras emanaron de la filosofía práctica clásica. Aristóteles estaba convencido de la formación natural de la sociedad y de su consiguiente organización. En su libro, La Política, comenzaba afirmando que “El hombre es un animal social”, de donde deducía que, de manera natural, el hombre se veía inclinado a formar la familia y el conjunto de familias conformaban la “República”. Pero sobre todo, es importante señalar que la filosofía práctica tuvo como fin la subordinación del trato humano a aquellos principios éticos y a aquellas virtudes que el padre o el príncipe estaban llamados a encarnar. De esta concepción antropológica se derivaba que la sociedad se articulaba a través de redes de poder no institucionales, esto es, basadas en relaciones personales (patronazgo, clientelismo, familiares, etc.), lo que no resulta contradictorio con la existencia de determinados organismos como los Consejos. Dada la fundamentación del poder, que inducía a que la sociedad se articulase a través de relaciones no institucionales, la Monarquía configuraba políticamente el Reino, tomando la Casa Real como núcleo del sistema, Ya que –como afirma Pierre Bourdieu- “Decir que la casa real tenía como política estrategias domésticas quiere decir que se describen como políticas cosas que no son políticas. Decir que las estrategias matrimoniales están inspiradas por la preocupación de perpetuar la casa es decir que la separación entre la familia real y el aparato del Estado no se había realizado”. Para comprender tan heterogénea realidad es preciso abordarla desde la interdisciplinariedad como método de estudio. Aplicando este modelo metodológico comenzamos a estudiar la Monarquía hispana articulándola por reinados (y no por insensibles estructuras de “larga duración” que podían atravesar varios reinados sin distinguir el contenido y particularidades de cada uno de ellos). Recuérdense las obras sobre la Corte de Carlos V (5 vols.), sobre Felipe II (varias obras), sobre Felipe III (4 vols.) y ahora la de Felipe IV en 11 vols. A través de sucesivos proyectos (siempre con la inclusión de nuevos investigadores, que se han ido sucediendo) hemos ido recorriendo toda la Edad Moderna hasta llegar al final; es decir, cómo desaparece el sistema de la Casa y Corte para transformarse en una nueva organización política y social (siglo XIX). Lo que podemos adelantar es que si bien el significado y función de la Casa Real cambió radicalmente del Antiguo Régimen a la Edad Contemporánea (en la Constitución de 1812 aparece como un organismo más del Estado), no parece que existieran cambios sustanciales en el sistema de Corte, que perduró durante todo el siglo XIX como bien se demuestra, incluso, en la literatura española del siglo XIX (valga como ejemplo, B. Pérez Galdós, La de Bringas). Por si aún cabe alguna duda al crítico lector, es preciso recordar que los estudios que hemos realizado sobre los diferentes reinados, de ninguna manera han pretendido constituir una “Historia de España”, ni siquiera esta extensa obra sobre “La Corte de Felipe IV” pretende ser un estudio “completo” de dicho reinado; nuestro objetivo consiste en establecer un modelo de estudio con la metodología del sistema cortesano (de acuerdo a las obras que ya hemos publicado sobre distintos reinados), que sin duda es diferente de los planteamientos y métodos de los se han utilizado hasta ahora por las distintas corrientes historiográficas. Una metodología que sirva a los investigadores en Humanidades analizar y comprender la realidad social y el mundo de la corte desde su propia especialidad y temática. Esta es la razón por la que han participado numerosos especialistas de distintas materias en el reinado de Felipe IV. En este sentido, nos apresuramos a agradecer a los diferentes profesores, que han participado en la obra, por los trabajos aportados en los temas que ellos son especialistas reconocidos, pues –desde sus conocimientos indiscutidos- nos los han entregado generosamente con el objetivo de contribuir a fortalecer y poner en práctica esta metodología. Índice Enlace a Polifemo.
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Cuando uno se dispone a ahondar en la historia de la diplomacia veneciana, parece estar ante un ámbito de la Edad Moderna en el que apenas queda nada por decir. Sin embargo, al entrar en materia nos damos cuenta de que todavía son muchos los puntos a analizar y, sobre todo, actualizar, a tenor de algunas ideas preconcebidas que, como han demostrado investigaciones recientes, resultan cuestionables. Desde nuestro punto de vista, los postulados empleados a la hora de abordar la correspondencia de la Serenísima con las restantes cortes europeas durante el seiscientos en general, y la Monarquía Hispánica en particular, pecan de cierto anacronismo. En muchas ocasiones, estas tesis son una prolongación descontextualizada del marco europeo de los siglos XV y XVI, sin tener en cuenta las alteraciones que tuvieron lugar en el ámbito de las relaciones geopolíticas entre las potencias europeas. Especialmente, a partir de los tratados de paz de Westfalia de 1648. Hasta el fin de la República de San Marcos, esta dicotomía se debió a los intentos por camuflar su decadencia política y comercial, a través de la exaltación de su sistema político y de su acción exterior. Ahora bien, el Risorgimento no solo trajo consigo la unificación de Italia, pues también perpetuó, desde una perspectiva claramente nacionalista, la consideración del sistema gubernamental veneciano como el modelo ideal de gobierno entre todas las monarquías y repúblicas del Antiguo Régimen. Enlace al Texto Completo
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Coordinadores y co-autores de la ediciónLa decadencia de la Monarquía hispana siempre se ha identificado con el reinado de Felipe IV y ese proceso histórico se ha interpretado desde planteamientos prioritariamente económicos y desde un punto de vista castellano, insistiendo en el retroceso militar que experimentó en Europa. Para justificar esta evolución, los historiadores no han dudado en acusar al monarca de ser un personaje abúlico y amigo del placer y la diversión más que del trabajo, extrayendo tales características, incluso, del semblante con que aparece en los numerosos retratos que le hizo el gran Diego Velázquez. En nuestra opinión, la interpretación que se ha dado al reinado es simplista y unidimensional.+ información (ediciones Polifemo) COMPRAR EN POLIFEMO
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El P. Pablo Garrido Herrero fallecía en el otoño de 2015, cuando este libro se encontraba en su última fase de preparación. Hubiese recogido este nuevo fruto de su fértil labor con la humildad que le caracterizó, con la alegría que le acompañaba en su quehacer y era capaz de contagiar. Sirvan estas líneas como pequeño homenaje desde esta colección a la que apoyó en sus primeros pasos y tuvo el privilegio de contar con su participación. La obra que se presenta, cuya transcripción, edición y notas se deben a la autoría del P. Garrido, puede ser muy útil para el lector interesado por tratarse de la primer escrita en castellano por el teólogo carmelita P. Miguel Alfonso de Carranza. Desde que viese la luz en Valencia en 1527, sus sólida formación religiosa e intelectual le llevó a desempeñar insignes cargos de responsabilidad y gobierno dentro de la orden. Como se nos señala en el estudio preliminar, este manuscrito que el P. Carranza dejó incompleto, tenía como finalidad principal la enseñanza del modo correcto de confesarse. La redacción precedía en pocos años a la convocatoria de la tercera etapa del Concilio de Trento, que tanta incidencia tuvo en la transmisión de la doctrina a través de los catecismo. Sin duda, el P. Garrido nos presenta a un pionero en este aspecto, cuyas alusiones localistas incrementan el interés sobre su escrito. Redondea el libro la valiosa aportación del profesor Marciano Vidal, CSsR, que desde la teología moral nos hace una presentación de la tradición carmelitana en esta disciplina desde el siglo XVI, así como una valoración del escrito del P. Carranza como género literario y una aproximación a la singularidad del texto que ahora publicamos, contextualizando históricamente la situación de la teología y la praxis del sacramento de la Penitencia a mediados de la citada centuria.
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Juan Marichal. Obras Completas
¡Gratis!Juan Marichal fue uno de los intelectuales más originales de la España de la segunda mitad del siglo XX, no solo por la obra singular que llevó a cabo, sino también por el hecho de tener que realizarlo en el exilio en las Américas que circunstancias políticas le llevaron a emprender a partir de 1938. Nacido en Santa Cruz de Tenerife (1922), estudió la licenciatura en la UNAM en México (1941-1945), y luego obtuvo el doctorado en la Universidad de Princeton en 1947. Posteriormente fue Catedrático de Literatura española y de Historia Intelectual de España y América Latina en la Universidad de Harvard desde 1959 hasta 1988, siendo nombrado emérito de esa prestigiosa casa de estudios. Fue un notable profesor y crítico de literatura, siendo especialmente destacable sus trabajos sobre el ensayo en lengua española: su libro clásico La Voluntad de estilo fue reeditado varias veces y se puede leer completo en este sitio web, así como sus Conferencias de Harvard sobre la literatura de los pueblos de lengua española, además de otros numerosos estudios literarios. Su obra como historiador de las ideas fue importante y tuvo una notable influencia en la transición política española de los años de 1970. Fue editor de la primera edición de las Obras Completas de Manuel Azaña (Oasis, México, 4 vols.), y autor de un gran número de ensayos sobre grandes figuras de la vida cultural y política de España de los siglos XIX y XX.Este sitio es patrocinado por El Colegio de México y cuenta con colaboraciones de la Residencia de Estudiantes y la Institución de Libre Enseñanza de Madrid, y se espera la colaboración futura de otros centros universitarios y de documentación.
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Ya está disponible el nuevo número de la revista LibrosdelaCorte.es Enlace al número.
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El análisis de la corte y, especialmente, de las casas reales de Felipe V proporciona una reconstrucción de las acciones del monarca desde sus ámbitos de actuación: el universo doméstico y político. Permite, al mismo tiempo, comprender que fueron las reformas en las casas reales las que abrieron los procesos de transformación y marcaron los criterios de prudencia política con que debían emprenderse las propias reformas. Las modificaciones en la estructura de las casas reales vinieron acompañadas de un cambio en la forma de gobierno de las mismas, lo que unido a las transformaciones en el ceremonial de la corte y a las diferentes disputas de poder que se desarrollaron en ella, posibilita entender los cambios en la propia noción de corte y la preponderancia de las casas reales en la constitución de la Monarquía. En definitiva,las reformas de las casas reales ayudan a comprender los cambios y el rumbo de las transformaciones de la Monarquía hispana de la primera mitad del siglo XVIII. Autor/es MARCELO LUZZI TRAFICANTE ISBN 978-84-16335-17-6 Formato Encuadernación PVP Fecha de edición Editorial
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Hace más de veinticinco años un grupo de jóvenes investigadores iniciamos el estudio de la articulación política de la Monarquía de Felipe II tomando como elemento de análisis los grupos de poder frente al modelo institucional del Estado Moderno, que dominaba entonces en las investigaciones. Pronto nos dimos cuenta de que la nueva metodología que aplicábamos descubría nuevas realidades y señalaba las numerosas contradicciones que escondía el “sistema estatal” (en el que nos habíamos formado). Fue así como iniciamos los estudios de la Corte y Casa Real en los que tuvimos que comenzar por definir (dada la confusión que existía en aquellos años en que en Europa se comenzaba a hablar sobre estos conceptos) lo que era la Corte y la Casa Real (sinónimo de “dinastía”), y a demostrar que, lejos de ser unos elementos concretos de la estructura institucional de las Monarquías europeas de la Edad Moderna, constituían un sistema político con unos fundamentos filosóficos y culturales propios que configuraron las Monarquía modernas. Como hemos explicado varias veces, la “Corte” fue una organización político-social cuyas estructuras emanaron de la filosofía práctica clásica. Aristóteles estaba convencido de la formación natural de la sociedad y de su consiguiente organización. En su libro, La Política, comenzaba afirmando que “El hombre es un animal social”, de donde deducía que, de manera natural, el hombre se veía inclinado a formar la familia y el conjunto de familias conformaban la “República”. Pero sobre todo, es importante señalar que la filosofía práctica tuvo como fin la subordinación del trato humano a aquellos principios éticos y a aquellas virtudes que el padre o el príncipe estaban llamados a encarnar. De esta concepción antropológica se derivaba que la sociedad se articulaba a través de redes de poder no institucionales, esto es, basadas en relaciones personales (patronazgo, clientelismo, familiares, etc.), lo que no resulta contradictorio con la existencia de determinados organismos como los Consejos. Dada la fundamentación del poder, que inducía a que la sociedad se articulase a través de relaciones no institucionales, la Monarquía configuraba políticamente el Reino, tomando la Casa Real como núcleo del sistema, Ya que –como afirma Pierre Bourdieu- “Decir que la casa real tenía como política estrategias domésticas quiere decir que se describen como políticas cosas que no son políticas. Decir que las estrategias matrimoniales están inspiradas por la preocupación de perpetuar la casa es decir que la separación entre la familia real y el aparato del Estado no se había realizado”. Para comprender tan heterogénea realidad es preciso abordarla desde la interdisciplinariedad como método de estudio. Aplicando este modelo metodológico comenzamos a estudiar la Monarquía hispana articulándola por reinados (y no por insensibles estructuras de “larga duración” que podían atravesar varios reinados sin distinguir el contenido y particularidades de cada uno de ellos). Recuérdense las obras sobre la Corte de Carlos V (5 vols.), sobre Felipe II (varias obras), sobre Felipe III (4 vols.) y ahora la de Felipe IV en 11 vols. A través de sucesivos proyectos (siempre con la inclusión de nuevos investigadores, que se han ido sucediendo) hemos ido recorriendo toda la Edad Moderna hasta llegar al final; es decir, cómo desaparece el sistema de la Casa y Corte para transformarse en una nueva organización política y social (siglo XIX). Lo que podemos adelantar es que si bien el significado y función de la Casa Real cambió radicalmente del Antiguo Régimen a la Edad Contemporánea (en la Constitución de 1812 aparece como un organismo más del Estado), no parece que existieran cambios sustanciales en el sistema de Corte, que perduró durante todo el siglo XIX como bien se demuestra, incluso, en la literatura española del siglo XIX (valga como ejemplo, B. Pérez Galdós, La de Bringas). Por si aún cabe alguna duda al crítico lector, es preciso recordar que los estudios que hemos realizado sobre los diferentes reinados, de ninguna manera han pretendido constituir una “Historia de España”, ni siquiera esta extensa obra sobre “La Corte de Felipe IV” pretende ser un estudio “completo” de dicho reinado; nuestro objetivo consiste en establecer un modelo de estudio con la metodología del sistema cortesano (de acuerdo a las obras que ya hemos publicado sobre distintos reinados), que sin duda es diferente de los planteamientos y métodos de los se han utilizado hasta ahora por las distintas corrientes historiográficas. Una metodología que sirva a los investigadores en Humanidades analizar y comprender la realidad social y el mundo de la corte desde su propia especialidad y temática. Esta es la razón por la que han participado numerosos especialistas de distintas materias en el reinado de Felipe IV. En este sentido, nos apresuramos a agradecer a los diferentes profesores, que han participado en la obra, por los trabajos aportados en los temas que ellos son especialistas reconocidos, pues –desde sus conocimientos indiscutidos- nos los han entregado generosamente con el objetivo de contribuir a fortalecer y poner en práctica esta metodología. Índice Enlace a Polifemo.
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Entre 2019 y 2022 se conmemora el quinto centenario de la primera vuelta al mundo. Una gesta que cambió las formas de relacionarse de los europeos, ante la evidencia de un mundo, en todos los sentidos, global. Congresos, seminarios, exposiciones, cursos, representaciones, recreaciones náuticas y un largo etcétera de actividades han copado las agendas de un gran número de organismos públicos y privados de nuestro país; dando muestra de la importancia de la expedición capitaneada por Magallanes y Elcano. La presente obra, que recoge los resultados del XIII Seminario Internacional “la Corte en Europa”: Fernando Magallanes y Juan Sebastián Elcano. La grandeza de dos monarquías, ha sido posible gracias al trabajo de trece especialistas, españoles y portugueses, sin los cuales esta publicación no habría visto la luz. El objetivo primordial de la misma no es reconstruir la hazaña de Magallanes y Elcano, que ya ha sido narrada en repetidas ocasiones desde el siglo xvi, sino ahondar en su entorno –político, económico, social, cultural y científico– más inmediato; antes, durante y después de su viaje. A tales efectos, resulta necesario un enfoque interdisciplinar desde las distintas disciplinas de Humanidades y Ciencias Sociales –historia, archivística, economía, historia del arte, lingüística o literatura–, como viene siendo habitual en los trabajos del IULCE, pero también otros menos habituales como el estudio de la botánica. Enlace a la Editorial.
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Coordinadores:Martínez Millán, José Camarero Bullón, ConcepciónLuzzi Traficante, MarceloEsta obra cierra un ambicioso proyecto, iniciado a finales de la década de 1980 por un grupo de jóvenes profesores que nos propusimos estudiar la Monarquía hispana con una nueva metodología, abandonando los estrechos caminos que trazaba la historia realizada con estructuras unidimensionales, cuyo conocimiento de la realidad resultaba –hasta cierto punto– falso, incompleto o alterado. El objeto es construir una historia interdisciplinar cuyos frutos puedan ser aprovechados por los especialistas de las diversas materias (literatura, arte, música, lingüística, espiritualidad, etc.) que componen la realidad social, lejos de los rancios planteamientos de la historia liberal que aún perviven en los más recientes manuales universitarios y en las últimas “Historias Generales de España”.ISBN-10: 8496813819ISBN-13: 978-8496813816
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Próximamente saldrá a la venta la última publicación del Instituto Universitario "La Corte en Europa". La Monarquía española durante la Edad Moderna no fue una entidad política centralizada con leyes e instituciones comunes en todos los territorios que la compusieron. Todo lo contrario, fue una yuxtaposición de reinos, en los que cada uno conservó su propia organización política y administrativa conforme se fueron uniendo (desde el siglo XV), ya fuera por herencia o por conquista, que estaban bajo la jurisdicción de un mismo monarca. Esto significó que no solo existieron instituciones y legislación diferentes, sino también que cada reino mantuvo su propia casa real y su corte aunque el rey no residiera permanentemente en ellos (esta deficiencia venían a llenarla los virreyes). La diversidad de casas reales llevó a numerosos enfrentamientos entre los servidores de las distintas casas, al mismo tiempo que suponía un gasto desmesurado para las rentas de la corona. Durante los siglos XVIII y XIX se fueron precipitando una serie de cambios en la corte y en la casa real que tuvieron un alcance más profundo que la mera preocupación por ajustar el presupuesto. Cuando se analizan detenidamente estas trasmutaciones se percibe que respondían a una evolución de la organización política de la Monarquía (como sistema cortesano) hasta transformarse en el Estado liberal. La casa real, núcleo desde donde se había iniciado la corte en la Baja Edad Media, comenzó a experimentar una serie de transformaciones que eran síntoma de la descomposición de la organización política y cultural tradicional, que presagiaban un nuevo tipo de Estado. AUTORES Beatriz BLASCO ESQUIVIAS Álvaro CÁNOVASMORENO Natalia GONZÁLEZ HERAS Félix LABRADOR ARROYO Roberto LÓPEZ VELA Cristina B. MARTÍNEZ GARCÍA José MARTÍNEZ MILLÁN David QUILES ALBERO Carlos REYERO HERMOSILLA Jesús Ángel SÁNCHEZ RIVERA Natalia TEJA REGLERO Jesusa VEGA GONZÁLEZ
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Autores
Gambra Gutiérrez, Andrés Labrador Arroyo, Félix
La Corte no puede identificarse con un elemento concreto de la organización política de las Monarquías europeas anteriores al siglo XIX, sino que constituye un paradigma político. Es decir, fue el marco institucional y político en el que se desarrollaron los acontecimientos, y podría afirmarse que los sucesos que no se dieron en la Corte o repercutieron sobre ella no existieron políticamente hablando. Esto es, la Corte se constituyó (utilizando la terminología aristotélica) en la “forma” política del reino. La Monarquía hispana fue una gran organización política articulada por cortes. Tal estructura de organización conllevaba la existencia en cada reino de una “corte” y de una o varias “casas reales”, lo que en apariencia constituye una contradicción, pues una sola era la persona del monarca. De ahí que, siendo una única organización política, sus reyes dispusieron de numerosas casas reales, completamente formadas y en plenitud de funcionamiento, donde se integraban y prestaban servicio las elites de los diferentes reinos. Uno de ellos era el de Castilla, cuyos monarcas, al igual que en el resto de Europa, habían articulado desde la Baja Edad Media, en el marco de la Corte y de la Casa real, una dilatada serie de departamentos y servicios, concebidos y desarrollados para satisfacer sus necesidades. Los historiadores que han estudiado la Casa de Castilla, sus orígenes y los oficios que la componían, han mostrado cómo adquirió entidad con departamentos y secciones, sobre todo a partir de la dinastía Trastámara. Pero ningún monarca ordenó –que sepamos– la redacción de unas ordenanzas que fijasen sus secciones y definiesen el cometido de sus oficios, y mientras Castilla perduró como reino independiente, semejante “descuido” no tuvo consecuencias. El problema se planteó cuando una dinastía nueva, los Habsburgo, con casa propia y más perfeccionada que la castellana, heredó los reinos y territorios articulados en torno a la corona de Castilla. Durante los reinados de Carlos V y Felipe II, las elites castellanas que colaboraron en la articulación de la Monarquía hispana incurrieron en una contradicción: si, en un primer momento, cuando Carlos V reunió las Cortes en Valladolid en 1518, se mostraron reticentes y recabaron el protagonismo de la Casa de Castilla de la que formaban parte, no sucedió lo mismo cuando, años más tarde, el Emperador, interesado en facilitar la proyección del príncipe Felipe fuera de Castilla con motivo del viaje que realizó por Europa en 1548, dispuso que se sustituyese en el servicio del príncipe la Casa de Castilla, que venía siendo la suya, por la Casa de Borgoña. En esta ocasión, las elites castellanas aceptaron la nueva modalidad de servicio con tal de que sus miembros ocupasen los distintos cargos. La Casa de Castilla, sin ordenanzas y regida por la costumbre, se limitó a poner algunas de sus secciones al servicio de la Casa de Borgoña, produciéndose una simbiosis entre algunos cargos y funciones que estaban repetidos, castellanizándose ésta última al ocupar las elites del reino de Castilla los principales cargos y oficios de la Casa de Borgoña. Solo la Casa de las reinas se mantuvo conforme al modelo castellano de la época de Isabel la Católica, no sin que la influencia de Borgoña se dejase ver en las etiquetas que se dieron en 1575 para el gobierno de la Casa de la reina Ana. Esta confusa y etérea unión de Casas –la del Reino que sustentaba el Imperio y la de la dinastía– se mantuvo sin problemas durante el siglo XVI, mientras las elites castellanas controlaban e influían en el gobierno de la Monarquía. En el siglo XVII, esas elites fueron desplazadas, y las quejas y vindicaciones de los méritos de Castilla en la construcción de la Monarquía comenzaron a afirmarse en términos de contestación, llegándose al punto de que la Casa de Castilla (sin ordenanzas, pero con tradición) se convirtió en la “oposición política” al gobierno.+ información (ediciones Polifemo) =================================== COMPRAR EN POLIFEMO =================================== -
En este volumen se analizan las actuaciones de Felipe III, el duque de Lerma, el de Medina Sidonia, los virreyes de Mallorca y sus homólogos de Nápoles y Sicilia en las diferentes partes en las que podemos dividir el Mediterráneo y la Berbería de las dos primeras décadas del siglo XVII. Un reinado marcado íntegramente por una intensa actividad interior y exterior con respecto a los musulmanes, tanto firmando alianzas y tratados como realizando medidas agresivas y muy expeditivas hacia ellos, además de apoyar guerras y sublevaciones de grupos cristianos e islámicos enfrentados a la Sublime Puerta. Dejando a un lado la cuestión de los moriscos y de los cautivos, que son en la actualidad disciplinas en sí mismas, la política en el Mediterráneo de Felipe III permite abordar el reinado desde otras perspectivas y entender, o por lo menos intentarlo, las claves de las actuaciones que se realizaron en estos dos decenios. El trabajo parte de la idea de que desde 1598 a 1621 se crea una política propia y específica, tanto por Felipe III y Lerma, como por otros hombres claves de este reinado; empresas que no son exclusivas del hijo del Rey Prudente, ya que acciones agresivas con respecto a los musulmanes también son emprendidas por el Sacro Imperio, Toscana, Roma, Saboya, además del mayor protagonismo que adquiere Malta en la vida de este mar. La crónica de un espacio que sigue siendo uno de los ejes centrales de la historia europea, aunque con unos caracteres y ritmos distintos a los del período anterior, en el que se agolpan un gran número de actores, viejos y nuevos, que llenan de vida, sucesos y protagonistas estas aguas.
Índice
INTRODUCCIÓN CAPÍTULO 1 La política de Felipe III en Marruecos La guerra civil a la muerte de Ahmad Al-Mansur La ocupación de Larache, una plaza para garantizar la navegación en el Estrecho La cotidianidad de una vida de frontera, la permanente alerta de un presidio a medio fortificar CAPÍTULO 2 La seguridad de navegación en la Península Ibérica La defensa del Estrecho, el intento del control del corso en Gibraltar El segundo asalto al Atlántico marroquí, la conquista de La Mamora (1614) CAPÍTULO 3 La política en el Magreb Central: los intentos de conquista de Argel El primer intento de conquista de Argel, la expedición de 1601 La búsqueda de un aliado para debilitar a Argel, el rey del Cuco La jornada secreta, la última quimera de Lerma para mantenerse en el poder La navegación atlántica en el Mediterráneo: Simón Danzer y otros conversos del norte La creación de armadas provinciales para la defensa de las costas peninsulares El Mediterráneo Oriental. Italia la primera línea de defensa ante el mundo otomano-berberisco La última bajada de la flota del Sultán al Mediterráneo Occidental, Cigalazade La búsqueda de la seguridad en Italia: la política en los Balcanes Los virreyes de Sicilia y Nápoles, el primer muro de contención del expansionismo marítimo de Levante BIBLIOGRAFÍA ÍNDICE ONOMÁSTICO Y GEOGRÁFICO ÍNDICE GENERALEnlace a la editorial
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Hace más de veinticinco años un grupo de jóvenes investigadores iniciamos el estudio de la articulación política de la Monarquía de Felipe II tomando como elemento de análisis los grupos de poder frente al modelo institucional del Estado Moderno, que dominaba entonces en las investigaciones. Pronto nos dimos cuenta de que la nueva metodología que aplicábamos descubría nuevas realidades y señalaba las numerosas contradicciones que escondía el “sistema estatal” (en el que nos habíamos formado). Fue así como iniciamos los estudios de la Corte y Casa Real en los que tuvimos que comenzar por definir (dada la confusión que existía en aquellos años en que en Europa se comenzaba a hablar sobre estos conceptos) lo que era la Corte y la Casa Real (sinónimo de “dinastía”), y a demostrar que, lejos de ser unos elementos concretos de la estructura institucional de las Monarquías europeas de la Edad Moderna, constituían un sistema político con unos fundamentos filosóficos y culturales propios que configuraron las Monarquía modernas. Como hemos explicado varias veces, la “Corte” fue una organización político-social cuyas estructuras emanaron de la filosofía práctica clásica. Aristóteles estaba convencido de la formación natural de la sociedad y de su consiguiente organización. En su libro, La Política, comenzaba afirmando que “El hombre es un animal social”, de donde deducía que, de manera natural, el hombre se veía inclinado a formar la familia y el conjunto de familias conformaban la “República”. Pero sobre todo, es importante señalar que la filosofía práctica tuvo como fin la subordinación del trato humano a aquellos principios éticos y a aquellas virtudes que el padre o el príncipe estaban llamados a encarnar. De esta concepción antropológica se derivaba que la sociedad se articulaba a través de redes de poder no institucionales, esto es, basadas en relaciones personales (patronazgo, clientelismo, familiares, etc.), lo que no resulta contradictorio con la existencia de determinados organismos como los Consejos. Dada la fundamentación del poder, que inducía a que la sociedad se articulase a través de relaciones no institucionales, la Monarquía configuraba políticamente el Reino, tomando la Casa Real como núcleo del sistema, Ya que –como afirma Pierre Bourdieu- “Decir que la casa real tenía como política estrategias domésticas quiere decir que se describen como políticas cosas que no son políticas. Decir que las estrategias matrimoniales están inspiradas por la preocupación de perpetuar la casa es decir que la separación entre la familia real y el aparato del Estado no se había realizado”. Para comprender tan heterogénea realidad es preciso abordarla desde la interdisciplinariedad como método de estudio. Aplicando este modelo metodológico comenzamos a estudiar la Monarquía hispana articulándola por reinados (y no por insensibles estructuras de “larga duración” que podían atravesar varios reinados sin distinguir el contenido y particularidades de cada uno de ellos). Recuérdense las obras sobre la Corte de Carlos V (5 vols.), sobre Felipe II (varias obras), sobre Felipe III (4 vols.) y ahora la de Felipe IV en 11 vols. A través de sucesivos proyectos (siempre con la inclusión de nuevos investigadores, que se han ido sucediendo) hemos ido recorriendo toda la Edad Moderna hasta llegar al final; es decir, cómo desaparece el sistema de la Casa y Corte para transformarse en una nueva organización política y social (siglo XIX). Lo que podemos adelantar es que si bien el significado y función de la Casa Real cambió radicalmente del Antiguo Régimen a la Edad Contemporánea (en la Constitución de 1812 aparece como un organismo más del Estado), no parece que existieran cambios sustanciales en el sistema de Corte, que perduró durante todo el siglo XIX como bien se demuestra, incluso, en la literatura española del siglo XIX (valga como ejemplo, B. Pérez Galdós, La de Bringas). Por si aún cabe alguna duda al crítico lector, es preciso recordar que los estudios que hemos realizado sobre los diferentes reinados, de ninguna manera han pretendido constituir una “Historia de España”, ni siquiera esta extensa obra sobre “La Corte de Felipe IV” pretende ser un estudio “completo” de dicho reinado; nuestro objetivo consiste en establecer un modelo de estudio con la metodología del sistema cortesano (de acuerdo a las obras que ya hemos publicado sobre distintos reinados), que sin duda es diferente de los planteamientos y métodos de los se han utilizado hasta ahora por las distintas corrientes historiográficas. Una metodología que sirva a los investigadores en Humanidades analizar y comprender la realidad social y el mundo de la corte desde su propia especialidad y temática. Esta es la razón por la que han participado numerosos especialistas de distintas materias en el reinado de Felipe IV. En este sentido, nos apresuramos a agradecer a los diferentes profesores, que han participado en la obra, por los trabajos aportados en los temas que ellos son especialistas reconocidos, pues –desde sus conocimientos indiscutidos- nos los han entregado generosamente con el objetivo de contribuir a fortalecer y poner en práctica esta metodología. Índice Enlace a Polifemo.
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Aleksandra Bawicka-Makula, Paweł Duda, Dorota Gregorowicz y Oskar Rojewski. (coords.), Rzeczpospolita, Europa i świat. Interakcje dyplomatyczne i dworskie w epoce nowożytnej (XVI – XVIII w.). Libro dedicado al profesor Ryszard Skowron, Editorial Cum Laude, 2024, 427 pp.